¿Inspiración o Motivación?
- Ruben Romero Lozano
- 9 nov 2020
- 5 Min. de lectura

Son muchas las herramientas de motivación que se han integrado en los centros educativos, laborales e incluso en estructuras sociales, como la familia, los grupos y clubes, entre otras.
Y la motivación tiene una gran cantidad de mitos asociados: es entendida como un método de estímulo a quien ha perdido las ganas de hacer algo. Puede ser percibida como una manera de lograr que un grupo de personas trabaje para lograr un objetivo, sin importar que el objetivo sea impuesto por una tercera parte.
En este mismo momento podrías decir "Yo pensaba que esto era la motivación" y tiene todo sentido que así sea, porque he escuchado cientos, si no miles de historias en las que la motivación era malinterpretada como dar ánimos mientras se obligaba a una persona o varias a hacer algo, con alguna clase de incentivo, como herramienta para lograr hacer lo que en si mismo no le generaba a esa persona o ese grupo, ninguna emoción ni deseos de ponerse a trabajar en ello.
Las típicas frases: "De nuevo lunes, ¿quién me levanta de la cama?" o: "al fin viernes"... son notables ejemplos de la falta de motivación interna que tenemos hacia ciertos compromisos o actividades. Y en muchos casos nos pasamos una vida entera repitiendo lo que nos han enseñado sobre la importancia del sacrificio, esa reivindicación del sufrimiento aprendida de los abuelos y sus abuelos y los abuelos de éstos.
Hoy que podemos, reflexionemos sobre esto: Como persona, ¿Estás dispuesta a continuar repitiendo los patrones que te ponen en los lugares o las situaciones que te generan ansiedad, estrés, malestar físico, emocional, mental o de cualquier tipo?
Es una decisión que se puede tomar en un minuto, pero no es para todo el mundo, requiere cierta apertura para creer en que si encontramos una pared y nos chocamos repetidamente contra ella, en algún momento tendremos que elegir si parar y saltar la pared, trepar para llegar al otro lado, conseguir una puerta, o una herramienta para crear una puerta.
La decisión también puede ser "elijo seguir chocándome contra la pared, indefinidamente, sin pensar en ello" pero puede que más adelante el dolor acumulado sea más complejo de sanar.
Y no estoy en contra de las repeticiones de ciclos, de hecho creo que siempre que un ciclo ya vivido se vuelve a abrir en un momento posterior, es una oportunidad para poner en práctica lo aprendido, sobre todo porque no necesariamente la pared contra la que chocamos es igual en todos los casos.
Algo que creo que debes aprovechar al leer un mensaje como este, muy retador y por lo tanto, muy poderoso, es: tomar una decisión mental, espiritual, emocional, un compromiso contigo: Serte fiel, aceptar que eres un ser único, que nadie es igual a ti, y por ello, dejar de tratar de encajar en un patrón.
Sin embargo, este tipo de decisiones requieren también preguntarse, si estás en un momento turbulento: ¿Estoy en el momento apropiado, en que puedo permitirme seleccionar aquellas situaciones que quiero modificar?
La respuesta es tuya, nadie puede decirte qué hacer o en qué momento. En esa línea se encuentra la diferencia entre la obligación y la motivación. Entre el compromiso inexcusable y la inspiración para hacer lo que expresa tu esencia con honestidad y precisión.
Es fundamental comprender que, como seres humanos, queremos sentirnos motivados y encontrar significado en las cosas que hacemos. Es parte de nuestra biología. De hecho, hay una parte de nuestro cerebro llamada sistema de búsqueda que crea los impulsos naturales para aprender nuevas habilidades y asumir tareas desafiantes pero significativas. Cuando seguimos estos impulsos, recibimos una descarga de dopamina, un neurotransmisor vinculado a la motivación y el placer, que nos hace querer participar aún más en estas actividades. Y, cuando nuestros sistemas de búsqueda se activan, las personas nos sentimos más motivadas, decididas y llenas de entusiasmo. Nos sentimos más vivas.
Dan Cable, profesor de comportamiento organizacional en London Business School ha publicado un artículo en Harvard Business Review en el que ha sintetizado extraordinariamente los elementos que favorecen la motivación y que son capaces de inspirarnos:
Autoexpresión
Los filósofos nos han estado diciendo durante milenios que las personas tienen un impulso innato de mostrar a los demás quiénes son en realidad, pero de alguna manera la vida organizacional a menudo entra en conflicto con el deseo humano de autoexpresión. Incluso hoy, cuando ensalzamos las virtudes de la creatividad y la innovación, todavía vemos puestos de trabajo burocráticos, roles inflexibles y sistemas de evaluación estandarizados que generan ansiedad en lugar de entusiasmo y autoexpresión.
Nadie quiere simplemente realizar comportamientos pre-programados una y otra vez. Tenemos un profundo deseo de utilizar nuestras habilidades y perspectivas únicas para tomar nuestras propias decisiones sobre cómo ayudar a nuestros equipos a tener éxito. Cuando se pide a las personas que piensen en sus mejores rasgos, se activan sus sistemas de búsqueda. Las investigaciones muestran que cuando las personas identifican y usan sus fortalezas únicas, se sienten más vivas.
Experimentación
Una segunda forma de activar los sistemas de búsqueda de las personas es crear una "zona segura" experimental que incluya juegos y vínculos sociales de apoyo. El juego no solo estimula el sistema de búsqueda, sino que también desplaza la ansiedad y el miedo.
Las emociones positivas son importantes por derecho propio, por supuesto. Pero no es solo que el juego "se siente bien". Las zonas seguras experimentales crean motivaciones intrínsecas o internas, que son mucho más poderosas que las extrínsecas o externas, porque dan rienda suelta a la creatividad. Somos más ágiles cuando ideamos nuevos enfoques y los probamos, y luego analizamos cómo respondió el entorno a las nuevas ideas.
La investigación es clara en que enmarcar el cambio y la innovación como una oportunidad para experimentar y aprender es mejor que enmarcarlo como una situación de desempeño, esto último hace que las personas se sientan ansiosas, reacias al riesgo y menos dispuestas a persistir en las dificultades. Por ejemplo, empleados de una planta de fabricación de electrodomésticos en Italia aprendieron sobre la manufactura esbelta jugando con Legos en lugar de con estufas. Luego experimentaron con la transformación de su propia línea de producción utilizando las nuevas técnicas. En dos semanas, el equipo de producción hizo suya la producción ajustada, reduciendo los defectos internos en un 30% y mejorando la productividad en un 25%.
Propósito
El sentimiento de propósito no solo proviene de curar enfermedades y mejorar el mundo. La sensación de propósito también se enciende cuando podemos ver la causa y el efecto entre nuestras aportaciones y el progreso en un proyecto, en un equipo, en lo que hacemos, sea lo que sea. Desde el trabajo, hasta las relaciones interpersonales.
¿Y a ti, que te motiva?, ¿Qué te hace sentir como cuándo eras niña/o?, ¿Qué puedes hacer en tu día a día sin esfuerzo?, ¿Cuál es tu vocación, a que te dedicarías si el dinero no fuera una preocupación?
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